No sé si lo sabes, creo que sí, pero nos haces suspirar a
todos los que te queremos.
Nos haces llenar los pulmones de ese aire limpio, sin la más mínima partícula de nada que no sea
respirable.
No hace falta mucho para que nos derritamos por ti, sólo una
mirada, una sonrisa, una caricia, sólo tu estar, tu presencia con ese halo que
te envuelve, con esa energía que desprendes.
Quizá haya personas que crean que eres afortunado porque
estás rodeado de amor, de admiración, de ternura, de cuidados, pero realmente
eres tú nuestra fortuna, tú quien haces que un escalofrío recorra nuestro
cuerpo cuando nos llamas, cuando nos sonríes, cuando nos miras. Cuando te
diriges a cada uno de nosotros para pedirnos lo que sabes que no te negaremos:
Besos, cosquillas, pan con kepchup, jajajaja… eres un granuja y eso si lo sabes…
Me haces feliz, enormemente feliz. No importa lo que a veces
nos cueste terminar los días, algunos eternos, y eso no significa que sean
malos. No importan los momentos duros, no importan los nuevos retos, los
fracasos, las caídas, los obstáculos… porque eso también es vida, mi niño amor,
y vivir es lo importante.
Esa lección me la diste tú, me la das cada día en el que te
veo en esa intensidad que tienes, con esa gran facilidad para exprimir al
máximo el jugo a todo lo que vives. No te distraes con minucias, si lloras,
LLORAS, si ríes, RÍES, si comes, COMES, si juegas, JUEGAS, si te enfadas, TE ENFADAS,
si disfrutas, DISFRUTAS,… todo a lo grande, como ese corazón que tienes…
Eres mi niño amor, eres el niño amor de todos los que te
queremos, y mis ojos se llenan de agua por saberlo.
No eres perfecto mi vida, eres mucho más que eso, eres la
perfecta imperfección, y en este mundo de imperfectos, no todos pueden decir lo
mismo.
Quiero que siempre sigas siendo así, no dejaré que nadie
pretenda, si quiera, cambiarte. Tienes muchas cosas que aprender y lo harás, pero
son muchas más las cosas que tienes que enseñarnos…
Te quiero hasta el infinito y más allá… mi niño amor…