Mentiría si dijera que no estoy en continua alerta, que no examino los comportamientos de Álvaro al detalle para que NUNCA MÁS tenga que sentir ese ¿cómo no me di cuenta antes? que en su día me atormentó. Le observo en la distancia, sin que ni siquiera él se sienta observado y si me parece ver algo reacciono calmadamente, supongo que por la seguridad que da el no sentirme como antes, desarmada...
Ayer Álvaro estaba en la habitación de juegos y al ir hacia allá me encontré con esto....
Álvaro alineando coches.... sientes tu cabeza rebobinar a toda velocidad y te pones en aquel primer momento que viste esa imagen... lo primero que piensas: NO PUEDE SER!!, y seguidamente te permites continuar observándole sin hacer nada más, sin comentar, sin hacer ningún movimiento, sólo le miras...
Después le pregunto "Álvaro, ¿qué haces?" me responde "con los coches"... vamos bien, genial diría yo... y analizas la situación sin que esa sombra del autismo te nuble la vista... entonces lo ves claro... tu niño está jugando con los coches y nada más, está imitando la forma de jugar de su hermano, que primero coloca todos los coches en fila para hacer carreras. Aquí ya el alivio es inmenso, tanto como las lágrimas que tienes en los ojos...
Un pie inoportuno destroza la fila y no pasa nada, los vuelve a colocar sin seguir el orden anterior, como tampoco lo sigue para ir jugando con ellos. Los tira por la rampa del parking, los pone en el lanzador, hace "carreras"... simplemente JUEGA COMO UN NIÑO QUE ES...
Y yo, de nuevo, compruebo que esa sombra se atenúa cada vez más, que TODO merece la pena, que seguiré siendo esa mamá coñazo que me ha tocado ser, porque sólo así miraré y mirarán a Álvaro con la mirada clara... sin que ninguna sombra la turbie...
Te quiero mi amor...