Ayer se cumplieron dos años de nuestra gran lotería. Sí, hace dos años nos tocó, una de las buenas, de las que te traen personas y experiencias maravillosas. Hace dos años que nos eligieron para entrar en el Plan Familia de Fundación Adecco.
Llegaron en un momento tremendamente duro, como una gran bocanada de aire fresco, y así sigue siendo porque nuestro querido Rafa tiene una especie de sexto sentido y siempre me llama en los momentos más necesarios para hacerme saber que están a nuestro lado.
En todo este tiempo me he sentido arropada, acompañada y ayudada por ellos, pero sobre todo me he sentido enormemente feliz de poder darle a Álvaro lo mejor en cada momento, en su día a día, con terapias que de otra manera no habrían sido posibles, con las que está consiguiendo sacar todo ese potencial que lleva dentro y que me están permitiendo seguir aprendiendo de él.
Además esta lotería nos regala experiencias maravillosas en familia y nos ha enseñado a Álvaro y a mí (más a mí, jejeje) que no pasa nada por estar lejos, que seguimos respirando igual... (a mí me sigue dando un poco de ahogo, a Álvaro en ningún momento le ha faltado el aire)
Esta última gran experiencia ha sido un campamento que terminó ayer, en Soncillo (Burgos). Eso que tanto me costó decidir y que cuento en la entrada anterior "Mis miedos nunca detendrán tus vuelos..."
He de confesar que los tres primeros días parecía un alma en pena (yo, claro. Álvaro, ni alma, ni pena, solo campeón) pero después empecé a disfrutar de la temida soledad.
Sabía que mi niño estaba disfrutando a tope y he tenido la gran suerte de que una persona encantadora cuidara de él estos días y estas noches, porque a este pindongo le encanta eso de dormir acompañado. Gracias Raquel, por todo el cariño y respeto con el que has mirado y tratado a Álvaro desde que os conocisteis. Creo que eres una de esas personas que ha entrado en nuestras vidas para quedarse.
Me siento una persona afortunada, no a todo el mundo le toca la lotería y mucho menos una lotería de este tipo... Gracias por esa maravillosa alegría que me disteis hace dos años y que no fue más que el principio de todo lo bueno que ibais a aportar a nuestra vida, especialmente a la de mi príncipe, que ya es un poco vuestro...
Todo mi cariño, siempre...
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