Álvaro, mi príncipe, que nos trajo a un Reino Azul, donde no existe la maldad, donde se quiere sin pudores, sin mentiras, donde todo tiene la misma pureza que desprende su mirada, donde no hay fronteras, porque el amor hace desaparecer el mayor de los obstaculos. Por todo eso y más TE QUIERO MI AMOR.
Mi príncipe
lunes, 17 de octubre de 2016
sábado, 1 de octubre de 2016
PINTO TIENE UNA CUEVA... YO HE ENCONTRADO AL CAVERNÍCOLA
Cuando tienes un hijo con diversidad funcional tienes la gran suerte de encontrar a personas maravillosas, que comparten tu idea de que todos enriquecemos esta sociedad en la que vivimos, que nadie es menos que nadie y que por lo tanto NADIE tiene menos derechos.
También te encuentras con la mala suerte de toparte con personas que dejan en evidencia su falta de empatía, su egocentrismo y su idea, casi Nazi, de que hay personas de primer grado, personas de segundo grado y después hay personas con diversidad, sea cual sea.
Pero lo realmente horrible es que también te encuentras con un tercer tipo de personas, las realmente peligrosas, las que te dejan una sensación de impotencia, incredulidad, decepción, además de una cara de “soylamástonta” que hace que quieras salir de esta lamentable sociedad que estamos construyendo.
El cavernícola y alguno más de esa misma cueva pertenecen a éste último tipo de personas.
Álvaro lleva dos años haciendo una actividad a la que va contento, le encanta y le beneficia como a cualquiera. En este tiempo no ha habido ningún problema, es más en todo momento me han hecho ver, especialmente el cavernícola, lo orgullosos que se sentían de los grandes avances que estaba teniendo, de lo que aportaba, de los esfuerzos que estaba haciendo… mostrando una supuesta comprensión e implicación que ha terminado siendo un espejismo…
Este año todo son dificultades para que Álvaro continúe haciendo la actividad, a la que está apuntado y por la que pago una cuota como todos, en un grupo de edad semejante a la suya. La única opción que me dan es que esté en un grupo con niños de cuatro años a los que dobla el tamaño y haciendo una actividad de preescolar. Álvaro tiene TEA pero no deja de ser un niño de 9 años.
El otro grupo es de niños de 10 a 16 años al que no le permiten acceder aún teniendo una integradora social de apoyo porque retrasaría al grupo y, palabras texturales, “No van a retrasar a todos por un niño”. Vamos que seguro que esos dos niños de 10 años van a ser capaces de seguir el entrenamiento de los de 16. Además insisto que Álvaro lleva una integradora de apoyo.
No puedo describir el malestar que estaba sintiendo escuchando a los entrenadores hablándome del gran esfuerzo que han hecho estos dos años “GRATIS” por tener a Álvaro, que ya digo que paga la cuota como todos. No sé a qué esfuerzo se refieren porque no han adaptado absolutamente nada, ni el entorno, ni los entrenamientos que han seguido siendo improvisados, sin ninguna estructura ni anticipación. Supongo que con esfuerzo se refieren a haber repetido las instrucciones a Álvaro más de una vez, modelarle en algún momento o acompañarle en algún ejercicio. Y esto pasaba ÚNICAMENTE cuando no estaba la persona de apoyo o yo misma que he colaborado con ellos en todo lo que me han pedido. Supongo que con esfuerzo se refieren a esas llamadas que han hecho para ver si alguien les daba una razón a la que agarrarse para no tener la OBLIGACIÓN de admitir a Álvaro, creyendo haberla encontrado.
Como éste malestar no estaba siendo suficiente tuvo que venir el cavernícola a soltar por su boca llena de dientes todos los improperios y mentiras que creyó pertinentes.
Las mentiras tienen las patitas muy cortas y como decía Abraham Lincoln “puedes engañar a algunos todo el tiempo pero no puedes engañar a todos todo el tiempo”
No tuvo reparos en dejar claro que es un ser muy poco humano y no es una simple apreciación es una afirmación en toda regla porque de otra manera no habría sido capaz de tener la poca vergüenza de decir a una madre barbaridades tipo: “En el equipo de los mayores no va a entrar de ninguna manera porque nos va a pasar como con el grupo del año pasado que se han quitado todos los niños” “Le podemos dejar un huequito para que esté ahí con la integradora” “Estás intentando imponer algo que no lo hace nadie”, y que su cara en lugar de estar en el suelo siguiera bien alta en el mismo sitio.
Señor cavernícola, mi hijo no ha echado a ningún niño de su equipo, si realmente para usted, señor cavernícola, esa es una razón como asegura nombrando a X que iba totalmente motivado pero que por tener que hacer los juegos con Álvaro (en el entrenamiento no en ninguna competición) perdían y eso le ha hecho no querer ir más, le digo algo: El problema lo tiene X porque en la vida no siempre se gana, porque X no siempre será el mejor en todo y en su, espero larga vida, habrá momentos en los que será él quien haga que otros pierdan y normalizará el rechazo que reciba. Hasta donde yo sé uno de los principios del deporte es el compañerismo y otro la deportividad. Y si, aunque lo dudo, la razón que ha llevado a los padres a no apuntar a sus hijos a su actividad era que estaba en ella Álvaro y les retrasaba (hablamos de un deporte individual y de niños de 7 a 9 años), como mandamás de la cueva debería haber explicado a esos padres los principios del deporte que antes le detallaba. Aunque claro eso es mucho pedir,” si en casa del herrero cuchara de palo” como para predicar a los demás.
Mi hijo quizá haga perder juegos pero hace ganar valores que usted, señor cavernícola, no sabe ni que existen.
Mi hijo no necesita un huequito, no necesita su compasión, ni su misericordia. Mi hijo tiene su lugar en el mundo y tiene que estar dónde él quiera no donde le dejen. Nadie, ni siquiera usted señor cavernícola, va a decidir dejarle fuera y creerse en el derecho.
Y sí, lo confieso, intento que las cosas cambien, que esta sociedad, que personas como usted señor cavernícola convierten en un lugar hostil para las personas que no les hacen ganar, algún día comprenda que no hay categorías, que nadie tiene derecho a discriminar, a infravalorar, ni mucho menos a sentir que está haciendo un esfuerzo cuando lo que hace es respetar los derechos humanos que otro tiene. Que todos tenemos la obligación de hacer lo imposible para convivir, para enriquecernos de la diversidad. Es una pena que esto para usted, señor cavernícola, sea una imposición, para mí es mi filosofía de vida. Esa es nuestra GRAN DIFERENCIA, eso es lo que diferencia a las personas de los sucedáneos.
Señor cavernícola, le deseo que ahora que hemos dejado su cueva vuelvan todos aquellos que se fueron y que ninguno se convierta en futuro cavernícola.
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